Autor: admin | 30/03/2015
Toyota Sales de México, que dirige Tom Sullivan, puede considerarse como el “retorno del año 2014”, con una perspectiva de plena consolidación para este año, luego de un largo y sinuoso camino que se inició en 2008 y que seis años después se logró resolver, con una administración más aterrizada. Hoy la vemos competir y pelear más el mercado, lejos de poses soberbias.
La historia de Toyota Sales de México se puede dividir en dos grandes momentos. El primero, su llegada a México con la incomodidad de General Motors, Ford y Chrysler, quienes reclamaban al gobierno las canonjías para la marca japonesa. De hecho, hacían los imposible por no admitirlo primero y luego expulsarlo de la Asociación Mexicana de la lndustria Automotriz.
Lo que molestó a muchos fue la soberbia con que se posicionó hasta 2009. En aquellos años se consideraba la marca que hacía autos perfectos, sin problemas de “recall” de las otras marcas y eso lo hizo valer Adolfo Hegewich al mercado, donde siempre presionó a la alza sus precios. Aseguraba que baratas o descuentos no era política de Toyota.
Los paradigmas cambiaron en diciembre del 2008. Se llenó de inventarios y por primera vez tuvieron que “morder el polvo”. Sus ventas, siempre en ascenso empezaron a bajar. La estrella de Hegewich se había apagado.
Los años posteriores fueron un viacrusis. Descarrilado el mito de los productores perfectos, luego de llamar a reparación más de 11 millones de unidades, algunas con fallas de gravedad, se quedaron sin discurso y sin ventas.
Se vivió una transición complicada en Toyota. En menos de 12 meses cambió prácticamente toda la administración, incluyendo relaciones públicas —por fortuna— y finalmente se anunció que Tom Sullivan asumía la dirección general.
El cambio fue acertado, porque marcó el fin de las noches para Toyota y el ejemplo más palpable es el año pasado, tuvieron ventas del 14.6%, cuando el crecimiento de la industria fue de 6.8%. Más del doble del promedio y en unidades fueron 69 mil 557, muy superior al nivel de las 50 mil en que estuvieron en el pasado.
La recuperación tiene varias explicaciones, la principal de ellas es que Toyota de México aceptó que era un participante importante, pero no el único y tampoco el “elegido”. La nueva visión le permitió competir en precio y estrategia de mercadotecnia como tasas de interés. Hoy está más aterrizada y echada para adelante.
El eterno reclamo: que hace falta una planta Toyota, pues hay muchos rumores sobre que ahora sí; sin embargo, tienen lote de 50 mil unidades a producir en la planta de Mazda en Guanajuato y si todavía no abren una ensambladora es porque tienen 7 fabricas de producción en Estados Unidos. En el marco global, no la necesita.
